Santa Clara

Santa Clara

Santa Clara es la ciudad que está en el corazón de Cuba según la orgullosa afirmación de sus hijos. Y no le falta razón porque la centenaria villa transformada hoy en populosa y coqueta ciudad tiene su asiento en el centro del territorio que los indios llamaban “Cubanacán”, voz compuesta por los vocablos “Cuba” con que los aborígenes denominaban a su isla y “can” que en su lengua quiere decir “en medio”. La razón de su fundación está en las constantes depredaciones que corsarios y piratas durante los siglos XVI y XVII, realizaba a las poblaciones costeras. Así, dieciocho familias de San Juan de los Remedios establecían un nuevo pueblo a ciento quince metros sobre el nivel del mar, en el centro de una fértil y rica región de poblados bosques y oradas sabanas, a igual distancias de ambas costas y equidistantes de los extremos de la Isla. Los fatigados fundadores se reunieron para oír misa y dar gracias a Dios bajo un tamarindo, en una loma de poca altura, circundada por un río. Era el 15 de julio de 1689, vísperas de la fiesta de Nuestra Señora del Carmen.

A pocos metros de este lugar, conocido como la “Loma del Carmen” se encuentra el vetusto templo dedicado a esta advocación de la Santísima Virgen, obra del celo y piedad del célebre Padre Juan Martín de Conyedo. Hoy, es una de las cinco parroquias de la Ciudad, mezclada a la historia de sus hijos que la admiran con toda veneración.

Los Salesianos en Santa Clara
En 1954, el Padre Florencio Sánchez, Inspector Provincial de los Salesianos, hace la petición al Obispo de Cienfuegos, Monseñor Eduardo Martínez Dalmáu, para el inicio de la presencia salesiana en la ciudad de Santa Clara, aprovechando la oferta del benefactor santaclareño Eutimio Falla Bonet para construir una Escuela Técnico-Laboral, en las inmediaciones de los terrenos que ocupa la Universidad de Las Villas, e la Carretera a Camajuaní.

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El padre Vandor y estudiantes en frente del retablo-mural pintado por la artista cubana Amelia Peláez, dedicado a San Juan Bosco

Manifestada absolutamente la conformidad de Monseñor Dalmáu, el nueve de diciembre del propio año se redactó y se firmó el Acta que traspasaba la Iglesia Nuestra Señora del Carmen a la Congregación Salesiana representada por el sacerdote José Vandor Wech, Salesiano de Don Bosco.

El Colegio de Artes y Oficios “Rosa Pérez Velasco”, abrió sus puertas el nueve de septiembre de 1956. La moderna edificación contaba con talleres de diversas clases: mecánica, electricidad, imprenta, carpintería; campos para el aprendizaje de la agricultura y cultivos diversos y áreas para practicar deportes, disponiendo de esa manera de los recursos adecuados para preparar para la vida a los jóvenes. Disponía además de una biblioteca, comodidad en los dormitorios, todo esto complementado, con una formación sólida religiosa-moral, que, como había sido la máxima de vida de San Juan Bosco, ayudaría que los muchachos que pasasen por el “Rosa Pérez Velasco”, se convirtieran en buenos cristianos y honrados ciudadanos.

Además resaltaba la capilla, con un excelente retablo-mural de corte moderno, pintado por la renombrada artista cubana Amelia Peláez, dedicado a San Juan Bosco; obra conservada y restaurada en lo que es hoy la biblioteca del politécnico estatal “Pedro María Rodríguez”, donde la protección del santo de los jóvenes sigue acompañando la vida estudiantil de los muchachos que estudian en ese plantel educacional.

El Colegio fue intervenido en 1961, entonces el Padre Vandor se dedica enteramente al trabajo pastoral en la Iglesia del Carmen.

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